Reinversión y esfuerzo

Hace 9 años, Daniel vino a Ramallo convocado para realizar un trabajo. El amor fue a primera vista y junto a Liliana, su mujer, decidieron establecerse incluso cuando la labor había finalizado.

Poco después de asentarse y de convertirse en “El Tucu”, le dieron la oportunidad de instalar un rudimentario puesto gastronómico en un corso. De aquel tablón y olla de hierro prestada, su sueño creció a base de reinversión y esfuerzo hasta comprar su primer carrito. Instalado frente a la Parroquia San Francisco Javier, aprovechó el envión y siguió creciendo hasta transformarse en una referencia de la esquina de Moreno y Mitre.

Su variedad de 18 minutas, entre las que se destacan las bondiolas, la mila-metro, salchipapa y hamburguesa XXL (del tamaño de una pizza) convoca a mucha gente todo el año. Su proyecto, en la actualidad, ya le da trabajo a 5 personas. “El secreto es que no hay secreto”, dice El Tucu,

“La constancia fue lo que nos permitió llegar hasta acá y seguir ofreciéndole lo mejor que tenemos a nuestros clientes. Estamos contentos pero vamos por más”.

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